Catedral de Tarragona
A finales del siglo XIII se introdujo el Arte gótico
en nuestro país por la parte sur de los Pirineos. Lógicamente los modelos
introducidos fueron los franceses. En un principio se incluyeron elementos de
los modelos galos que se mezclaban con la tradición románica, como por ejemplo
la bóveda de crucería.
En el mismo periodo se desarrollo la orden del
Cister lo que contribuyó a expandir por las regiones de Castilla y león y
Nordeste de España las mismas influencias artísticas. La catedral de Tarragona pertenece a este
grupo de iglesias inspiradas en la orden del Cister. Se encuentra dentro de un
grupo denominado Hispano-languedociana localizado en Cataluña.
La catedral se encuentra en la zona alta de la
ciudad, se comenzó su construcción con los fondos donados por el arzobispo Hugo
de Cervellon y miembros de la corona. No existen muchos datos sobre las obras.
Fue terminada en las postrimerías del siglo XIV con la incorporación de la
fachada occidental y el cierre de las bóvedas contiguas. Aunque las obras se
prolongaron en el transcurso del siglo XIV, fue inaugurada en 1230.
La cabecera primitiva estaba formada por tres
ábsides escalonados que llegan hasta la altura donde se construyeron capiteles
que aún hoy se conservan, pero que perdieron su funcionalidad cuando se
elevaron los muros de la catedral para construirle su crucero. Hoy la cabecera
posee un profundo presbiterio que tiene de base el ábside de dos tramos.
Las obras primitivas fueron llevadas a cabo por
Raymond de Roquebert quién también consagró el coro de la colegiata de Tudela a
principios de siglo. Aunque las obras se alargaron en el tiempo, se quiso
respetar el estilo de Roquebert: solamente en la parte central de la fachada
oeste se omitieron y en los añadidos posteriores alrededor de la iglesia que
marcaron el aspecto externo austero del edificio con un aire de fortificación
sobretodo en el ábside central.
En el siglo
XII la iglesia debía estar formada por ábsides escalonados que comunicaban con
un ancho crucero que está coronado por un cimborio octogonal y además se le
alzó otra torre encima del tramo cuadrado que precede al absidiolo meridional
más cercano al coro.
Grandes bóvedas de crucería sin arcos formeros
cubren las crujías rectangulares de la cabecera, el brazo sur del crucero y un
tramo del brazo norte, y por ultimo las cinco crujías de la nave central y las
laterales. El elemento sustentante del
edificio es el pilar de sección cruciforme con columnas que se le adosan dos a
dos, con lo que se consigue adaptar las estructuras sustentantes románicas a
las bóvedas góticas.
En el brazo meridional encontramos el mausoleo de
Santa Tecla del siglo XIV, posee en su interior un brazo de la Santa obtenido
en 1320 en Armenia por mediación de los embajadores de Jaime el Justo. Se colocó en la parte meridional de la capilla
mayor el sepulcro del Arzobispo de Toledo y Tarragona Joan d´Argó, muerto en
1334, y bajo este, el armario-relicario que custodia el brazo de Santa Tecla.
El monumento fue elaborado íntegramente en mármoles
antiguos reaprovechados por el Escultor Guillem Seguer. En 1154 el cabildo de
tarragona se había sometido a la orden de San agustín. La catedral fue provista
de magníficos edificios monásticos de los que se conservan el claustro y una
puerta ricamente esculpida de la sala capitular: son evidentes las influencias
Cistercienses.
De importante
belleza es el coro tarraconense del siglo XIV que fue embellecido en el siglo
XV, todavía se mantiene in situ aunque su muro occidental se desmontó y hoy se
guarda en el museo. Su solución ornamental se usará hasta finales del XIV en el
coro del Seo de Barcelona. Como fue común en los coros medievales, acogieron en
su exterior diversos altares que asociaron a ciclos de pinturas murales
recuperadas la mayoría afortunadamente, ya que tienen un enorme valor
iconográfico. Destaca entre todas el ciclo consagrado a la leyenda de la Santa
Cruz.
Las nuevas capillas fueron impulsadas por
particulares ejerciendo el derecho de patronazgo, transformándolas en espacios
funerarios; la sala capitular se convirtió en el panteón de los Rocabertí en
1330; se trata de un espacio de planta cuadrada ampliado por su sector sur,
mientras que la zona preexistente se dedicó a la biblioteca con planta
poligonal presenta unos contrafuertes muy pronunciados.
La única relación entre la catedral de Tarragona y
la de Mallorca son una serie de esculturas exentas de gran formato que
complementan el espacio de los Rocabertí. El arzobispo Arnaou Sescomes impulsó también
la obra de su capilla consagrándola a las Once mil vírgenes en el sector más
meridional del lado de la epístola. Son relevantes las imágenes de Santas
titulares de tamaño natural y situadas sobre granes ménsulas en los pilares de
los ángulos.
Escultóricamente se trata el tema del juicio final
en la fachada principal de la catedral de Tarragona. Son muchas las
representaciones de este tipo de las iglesias de la Baja Edad Media europea. La
estructura de la fachada favoreció la distribución de las figuras y escenas en
forma axial con una jerarquía premeditada.
En la parte superior, el Juez, bajo este, los
bienaventurados y los condenados, a la derecha y a la izquierda del Cristo
respectivamente. En la zona inferior, la multitud de los resucitados. El
apostolado suele ocupar las jambas, junto con los profetas. Corona el vano de
entrada un rosetón de estilo Francés. En Diciembre de 2007 tras una prospección
geofísica en el subsuelo de la catedral, se ha descubierto que bajo la misma se
encuentra un templo romano dedicado al gran César Augusto se trata de un templo romano de ocho columnas
frontales y de 25x40 metros que se
encuentra bajo la nave central y que según los
expertos se trata de un templo en conmemoración al Cesar Augusto, de nombre
Octavio, ya que existen monedas de la época donde aparece la cara del emperador
y por la otra cara un templo de iguales características al descubierto.