El castillo - monasterio de "Sant Miquel d'Escornalbou" data de finales del s. XII e inicios del XIII. Su construcción fue impulsada por Alfonso I, que lo cedió a la iglesia de Tarragona. Tanto el castillo, centro de una amplia baronía, como la iglesia de "Sant Miquel" fueron habitados por monjes , a partir del 1580 por franciscanos, hasta el 1835 cuando se produjo la desamortización. En el 1843 fue adquirido por John Bridgam y en la primera década de nuestro siglo, por Eduard Toda, que lo reformó e inició la restauración.
Allí reunió interesantes colecciones de gravados, cerámica, y objetos de todo tipo, así como una notable biblioteca. Los elementos más notables del conjunto son la iglesia románica, los restos de la sala capitular y el claustro, así como la vivienda del Sr. Toda, cuidadosamente reconstruida, la visita de la cual nos permitirá observar como era una casa señorial de principios de 1900. Desde los arcos del claustro y, en especial desde la ermita de Santa Bárbara, situada en la cima del conjunto, se puede disfrutar de una de las mejores vistas de las comarcas de Tarragona.
La montaña de Escornalbou estaba situada en los límites entre las tierras cristianas y las musulmanas por lo que sirvió de refugio a numerosos sarracenos que huían de la Reconquista. La cristianización catalana se dio por finalizada tras la conquista de Siurana (Priorat) por parte de Albert de Castellvell en 1153. Nueve años más tarde de esta ocupación, el 8 de mayo de 1162, se organizó una batida en Escornalbou para expulsar del monte a los últimos moriscos refugiados en él.
Alfonso I de Aragón cedió tres años más tarde (1165) las tierras al canónigo de Tarragona Joan de Sant Boi. La única condición que el rey impuso fue la de construir en la montaña una capilla dedicada a san Miguel así como un monasterio para que los canónigos del mismo se encargaran del cuidado del templo. Puesto que la zona estaba rodeada de bosques espesos que servían de refugio a sarracenos y fugitivos, el monasterio tenía que fortificarse mediante altos muros. El cenobio cumpliría así dos funciones: la de proteger la zona tanto espiritual como materialmente.
Joan de Sant Boi consiguió reunir muy pronto una comunidad de seis monjes que dieron inicio a la construcción del templo. En 1198 se firmó un acuerdo entre el prior de Esconalbou y el arzobispo Ramón de Castelltersol mediante el cual el monasterio quedaba bajo la tutela del arzobispado de Tarragona, reservándose el derecho de elegir a su propio prior. Los canónigos crearon una cofradía dedicada a san Miguel que sirvió para recaudar fondos para construir tanto el templo como la casa de los monjes. Además, la cofradía fue un importante foco de religiosidad en la zona.
Sin embargo, el monasterio nunca fue muy influyente y poco a poco fue perdiendo relevancia. En 1574 únicamente quedaba un canónigo en Escornalbou. El cenobio fue secularizado y en 1580 fue cedido a los monjes franciscanos con la obligación de que alimentaran al único canónigo que aún permanecía en el momasterio hasta el momento de su muerte. Los franciscanos convirtieron Esconalbou en un seminario que funcionó como tal hasta la exclaustración de 1835.
El monasterio quedó lentamente en el olvido hasta que en 1920 Eduard Toda i Güell, bibliófilo y diplomático, adquirió el edificio. Realizó una profunda transformación hasta convertir el antiguo cenobio en una mansión señorial en la que almacenó numerosos libros y antigüedades. Toda quería convertirlo en su residencia habitual y pasar ahí sus últimos días, pero terminó trasladándose al monasterio de Poblet.
La Argentera es un municipio de Cataluña, España. Perteneciente a la provincia de Tarragona en la comarca del Baix Camp. Según datos de 2009 su población era de 134 habitantes
Desde su fundación, la Argentera formó parte de las tierras del valle de Porrera, cedidas por Alfonso I a Pere de Dèu en 1180. En el documento de cesión aparece el nombre de illas Argenteras. Sin embargo, el monasterio Sant Vicenç de Pedrabona en el Garraf tenía también derechos sobre las tierras, lo que provocó conflictos entre ambas partes. En 1203 se firmó un acuerdo; de Dèu cedió sus derechos quedando el cenobio como propietario de las tierras hasta 1263 cuando traspasó los derechos señoriales a la Cartuja de Escaladei.
Durante el siglo XIII Argentera formaba parte de la baronía d'Esconalbou, vinculada con la iglesia, y en 1339 entraba a formar parte de la Comuna del Camp. En 1348, Sancho López, arzobispo de Tarragona y barón de Escornalbou, contrató a Berenguer Pedrissa para que realizara la explotación de las minas de plomo y plata de la zona de Puig Rodó. Las minas fueron explotadas durante más de 50 años.
La baronía d'Escornalbou fue disuelta en 1811 aunque durante casi todo el siglo XVIII la iglesia siguió manteniéndose como dueña de las tierras.
En octubre de 1883 se inició la construcción del túnel ferroviario, conocido como túnel de la Torreta, de más de 4 kilómetros de largo. Fue el más largo de la Península Ibérica hasta 1957. El ingeniero encargado de la obra, Eduardo Maristany Gibert, recibió de manos de Alfonso XIII el título de marqués de Argentera en 1918.
DUESAGUES:
Villa situada en la parte norte del pantano de Riudecanyes y al pie de las montañas del castillo de Escornalbou. Se encuentra entre la sierra de L'Argentera al oeste, y el contrafuerte sur-oriental vigilado por el Puigcerver y que finaliza en Puigmarí. Aunque esta montaña alcanza los 659 m, el pueblo se encuentra a 268 m de altitud. El término ocupa una extensión de 13,51 km2 y recibe las aguas de los barrancos de Enseula, el de L'Argentera y el de los Masos. Limita con Riudecanyes al noreste, Alforja por el noroeste, L'Argentera al suroeste y Pradell al oeste. El punto donde coinciden las aguas es allí donde se levantó el pueblo, sitio que seguro influyó para dar nombre al pueblo.
Historia
Se sabe que en 1388 el sacerdote de L'Argentera permitió la construcción de una iglesia en Duesaigües. Hasta entonces Duesaigües y el lugar de Valls (que pertenecía a Escornalbou) dependían de la parroquia vecina de L'Argentera.
Fue uno de los núcleos que participó en las reuniones de la Comuna. Paralelamente a la construcción de la iglesia de sus vecinos de L'Argentera, los de Duesaigües levantaron la suya, hacia la segunda mitad del siglo XVIII. Esto quería decir cierta bonanza económica y poblacional. El pueblo sufrió la entrada, en 1810, y posterior robo, de los ejércitos franceses durante la guerra del Francés. En 1925 Eduard Toda regaló a Duesaigües las aguas de la fuente de Vilamanya, acto que le fue premiado nombrándolo hijo adoptivo de la villa.
Los viaductos de Duesaigües
De los dos viaductos que dispone el pueblo, el más grande es de piedra y ladrillo, y cuenta con 14 arcadas repartidas en dos niveles. El otro, de dimensiones más reducidas, se construyó con el mismo tipo de materiales que el anterior y tiene 9 arcadas dispuestas en dos pisos. El primero de ellos, el de los Masos, tiene la categoría de Elemento del Patrimonio Industrial de Catalunya. Durante la Guerra Civil, parte de sus poderosas estructuras fue volada. El viaducto se ve al entrar al pueblo desde la misma carretera T-313 y se atraviesa al seguirla hacia Falset. El segundo se encuentra en la salida del municipio en dirección a L'Argentera y se
puede ir a su base desde el camino anexo a las instalaciones del Campo de Fútbol de Duesaigües. Son de 1893. Podría haberlos dibujado el ingeniero Eduard Maristany Gibert (Barcelona 1850-1923). La construcción del ferrocarril de finales del siglo XIX tuvo importantes aliados estructurales que asimilaron los últimos avances técnicos de la época. Se trata de los puentes, los viaductos y los túneles que tuvieron un papel clave para facilitar que los caminos de hierro unieran pueblos y ciudades y contribuyeran a hacerlos más ricos, más prósperos
La iglesia de Santa Maria
Ya existía en el siglo XIV, fue la primera construcción del año 1388. La actual fue edificada en 1752 encima de la antigua con el permiso del arzobispo Pere de Copons y bendecida el 26 de septiembre de 1753.
Riudecaña (oficialmente y en catalán Riudecanyes) es un municipio de la comarca catalana del Bajo Campo, en España. Según datos de 2009 su población era de 1.083 habitantes.
Parece ser que Riudecanyes se formó a partir de la carta de población entregada por Ramón Berenguer IV a Cambrils en 1152 .
En 1185, el rey Alfonso II de Aragón entregó algunas tierras a Berenguer de Cambrils aunque se reservó parte de los derechos. Desde 1339, Riudecañas participó en las actividades de la Comuna del Camp y se convirtió en sede de la baronía de Escornalbou.
En origen, el cargo de gobernador de la baronía recayó en un canónigo y más adelante en un abogado; más tarde, al quedar la baronía en manos de la iglesia, fueron los arzobispos quienes nombraron a los administradores.
La baronía de Escornalbou nació cuando, entre 1162 y 1170, el rey Alfonso II entregó a Albert de Castellvel el paraje deshabitado de Escornalbou. La concesión del rey era para que Castellvell fortificara el lugar, se encargara de su población y construyera un convento de canónigos que estaría dedicado a San Miguel y que quedaría a las órdenes de la curia de Tarragona.
El edificio más destacable del término municipal es el Monasterio d'Escornalbou. A pesar de las numerosas reformas, aún puede verse trazas del edificio románico como la iglesia o la portalada.
La iglesia parroquial de Riudecanyes está dedicada a Sant Mateu. Las obras de construcción las inició en 1582 Joan Santfeliu, procedente de Cambrils, y se concluyeron en 1598. El templo fue reformado en parte entre 1680 y 1698. Es de estilo renacentista y tiene anexo un campanario de dos cuerpos y con una altura de 25 metros. En 1936 se destruyó el retablo mayor, datado en 1602.
El pueblo se encuentra situado muy cerca del pantano de Riudecanyes cuya construcción se propuso ya a finales del siglo XIX. En 1903, se aprobó el proyecto diseñado por Gaietà Úbeda i Sarrachaga y al año siguiente se colocó la primera piedra. Las obras se paralizaron en 1907 y no se terminaron hasta 1919.
Tiene una capacidad de 3.381.750 m³ y la altura de presa es de 34,5 metros. En 1930 se decidió realizar un trasvase a la presa de las aguas del río Siurana mediante un canal que se construyó en 1951. En 1965 se construyó otro pantano en el Siurana para poder ampliar las tierras regadas. Las obras de ampliación finalizaron en 1991.
Los puentes eran recursos inalterables, sólidos, que permitían una perpetuidad a lo largo del tiempo. Los del Camp son, normalmente, esbeltos, resueltos con sillares tallados pulcramente, construidos con piedra de la zona, sin demasiadas concesiones al ornamento y con una presencia que denota, por encima de todo, fortaleza. Los más destacados son el de La Riera, de Maspujols, de Roda de Barà y el de Duesaigües. Con el paso de los años, estos volúmenes macizos adquirirían ligereza gracias a los avances aplicados desde la revolución industrial gracias al uso del hierro o el hormigón. La aparición de la figura del ingeniero civil fue una presencia indiscutible y necesaria para dirigir construcciones que necesitaban un conocimiento geográfico y técnico del territorio muy preciso y fiable.