viernes, 10 de junio de 2011

VISITA AL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE POBLET

Vimbodí i Poblet es un municipio de Cataluña, España. Perteneciente a la provincia de Tarragona, en la comarca de la Cuenca de Barberá, en cuyo término municipal se encuentra el monasterio de Poblet.
El nombre de la capital del municipio es Vimbodí, nombre que también era el oficial del municipio hasta su modificación por el actual, mediante acuerdo del pleno del ayuntamiento de fecha 6 de octubre de 2006, añadiendo así el nombre del monasterio de Poblet al del municipio.

En el 1272, Jaime I confirmó los derechos de Poblet, añadiéndole algunos núcleos de población. La corona recuperó el control del territorio durante el reinado de Pedro el Ceremonioso en el 1376 pero Poblet compró de forma definitiva las tierras en el 1410. Pagó por ellas 2.000 florines de oro.

El Real Monasterio de Santa María de Poblet (en catalán: Reial Monestir de Santa Maria de Poblet) o, simplemente monasterio de Poblet, es el prototipo de abadía cisterciense española. Localizado en la comarca de la Cuenca de Barberá, en el término municipal de Vimbodí y Poblet, en Tarragona (España), el primer cenobio fue impulsado y patrocinado por Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, que lo entregó a los monjes Bernardo de la abadía de Fontfroide en el año 1149.

Fue panteón real de la Corona de Aragón, desde finales del siglo XIV1 hasta la extinción de la casa real de Aragón en el siglo XV. Enriquecido con distintas donaciones, alcanzó su máximo esplendor en el siglo XIV, y su total decadencia y abandono en 1835 como consecuencia de la desamortización de Mendizábal. En 1930 se inició su restauración, de forma que en 1935 pudo dedicarse nuevamente la iglesia al culto, y en 1940 retornaban a su abadía algunos monjes. No todos los espacios pueden visitarse, por ser dependencias en clausura utilizadas por los cistercienses que de nuevo ocupan el monasterio.

En 1991 fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Poblet, junto con Guadalupe, El Escorial, San Millán de Yuso y San Millán de Suso son los monasterios en España que gozan deLa etimología del término Poblet deriva del latín populetum (alameda). El lugar fue siempre muy rico en vegetación y bosque de estos árboles (los álamos), lo que dio lugar a que en 1984 fuera declarado Paraje Natural de Interés Nacional, con 2.100 hectáreas y 50 fuentes naturales



El monasterio de Poblet fue una fundación del conde de Barcelona Ramón Berenguer IV que alrededor del año 1150 donó las tierras de Populetum a la abadía francesa de Fontfroide (o Fontfreda) en el momento en que era abad Sancho I de Provenza. Fontfroide era filial de Claraval y estaba cerca de Narbona. Estas tierras que se ofrecieron son las situadas en la Cuenca de Barberá, en el término municipal de Vimbodí, cerca de Espluga de Francolí con las montañas de Prades como telón de fondo. El enclave tenía las condiciones recomendadas

por el Císter para la fundación de un monasterio: podía estar aislado, con agua abundante y un extenso entorno para la agricultura Con la fundación de este monasterio sumaron cuatro las grandes abadías cistercienses: Claraval (en el valle de Absinthe (Francia), la Gran Selva (en Languedoc), Fontfreda (cerca de Narbona) y Poblet. La primera comunidad se estableció bajo el mandato del abad Guerau (o Gerardo), en 1153. En documentos que se conservan se data una donación de los vizcondes de Cardona dos años antes, 1151. Durante siglos fueron frecuentes las donaciones tanto de reyes como de familias de la nobleza.

Gracias a estos documentos sobre las distintas donaciones y regalos se ha podido ir siguiendo el estado de las obras de construcción y el acabado de las dependencias del claustro o de los tramos de la iglesia
En un testamento de 1184 se dice que el templo estaba aun en obras; otro documento del mismo año se refiere a un donativo del rey para las luminarias del altar de Santa María, lo que hace suponer que al menos el presbiterio ya tenía culto. Durante la segunda mitad del siglo XII fue miembro de la congregación San Bernardo de Alcira, entonces príncipe andalusí, que ingresó en la orden cuando era embajador de Valencia en la corte de Ramón Berenguer IV.

En 1340 Pedro el Ceremonioso mandó crear el panteón real y nobiliario en el que llegó a haber hasta 16 yacentes. La elección de sepultura iba aparejada a importantes donaciones: tierras, hombres y dinero. Además se construyeron capillas privadas como las de Urgel y Argensola. Los linajes más importantes de Cataluña se ocuparon del monasterio en gran medida: Condes de Urgel, Cervera, Cardona, Puigvert, Boixadors.

El monasterio de Poblet había estado desde su fundación bajo la protección y el patronazgo de los reyes. Al extinguirse la Casa Real de Aragón2 comenzó su gran decadencia aunque algunos abades intentaran en el Renacimiento dotarlo de obras nuevas. Así el abad Caixal contrató al escultor Damián Forment para realizar el retablo de la capilla mayor en piedra (1526-1531), obra realmente excepcional cuyo coste fue tan desmesurado que provocó la sublevación de los monjes en contra de su abad a quien condenaron a reclusión perpetua con los cargos de dilapidación y falta de observancia.

Con los cambios políticos del siglo XIX, las guerras civiles, etc., el monasterio se vio en proceso de decadencia. En el año 1822 se pusieron a la venta sus propiedades y los monjes fueron expulsados por los somatenes liberales que estaban en guerra contra los absolutistas.

Después el monasterio quedó abandonado a su suerte y durante dos años sufrió incendios y saqueos, aunque antes se habían retirado los tesoros de joyería. En 1825, durante el decenio ominoso de Fernando VII, los monjes volvieron y trataron de restablecer el orden, restaurar los desperfectos y recuperar algo de lo robado.

Pero las luchas entre liberales y absolutistas continuaban y las consecuencias fueron fatales para muchos enclaves monásticos de Cataluña. Temiendo lo peor, los frailes jóvenes y liberales, seguidos por los más ancianos, decidieron exclaustrarse y se refugiaron en casas particulares. Sacaron del monasterio los enseres más valiosos y transportables entregándolos en custodia a particulares; casi todo se perdió. En el monasterio quedó la biblioteca, los archivos y las tumbas reales a la espera de un nuevo saqueo y profanación.

En 1833 y durante la Primera Guerra Carlista las columnas volantes de los ejércitos fijaron su residencia en el monasterio. Violaron las tumbas quemando los ropajes que encontraron dentro en busca de oro y piedras preciosas. Más tarde fueron recuperados bastantes volúmenes y documentos y los restos de las tumbas fueron llevados a Tarragona para su custodia.

El saqueo, los incendios y la desidia habían convertido el complejo en un lugar de ruinas olvidadas. En el año 1930 se creó el Patronato de Poblet para ayudar a recuperar las viejas piedras y obras de arte que aun quedaran. También se creó una Hermandad de Amigos del Monasterio. Con estas ayudas se pudo recuperar gran parte del edificio y en 1940 ya pudo afincarse en él un grupo de cuatro monjes cistercienses.

En la actualidad continúan habitándolo los monjes del Císter que cuidan del lugar, rezan y mantienen una pequeña huerta. Regentan además una hospedería que da cabida a 12 huéspedes varones que necesiten un retiro espiritual, a cambio de lo cual reciben la limosna voluntaria que cada uno quiera dar. En muchos monasterios españoles existe este tipo de hospedería. Poblet es uno de los grandes y mejores ejemplos de monasterios del Císter. El historiador general de la orden, el padre Manrique dice en su obra

Desde el principio de su fundación se tuvo el propósito de que el monasterio abarcara una zona de cultivo ejemplar en que se encontraran dentro de la propiedad, granjas, agua abundante y bosque para explotar (bosque de Castellfollit y La Pena, un fresco bosque de ribera con un maravilloso encinar, donde los monjes tuvieron además su pozo de nieve). Cada una de las granjas estaba gobernada y dirigida por un monje que a su vez estaba al frente de la familia compuesta por legos, guardas rurales, hortelanos, etc. A finales del siglo XII el monasterio era el dueño de 17 granjas.

Poblet llegó a reunir todo lo necesario para su subsistencia sin tener que salir del recinto. Constituía una verdadera y completa población al estilo de Cîteaux y Claraval. Además de las dependencias obvias y primarias de cualquier monasterio, Poblet contó con enfermería, farmacia, cementerios, jardín de plantas aromáticas, molinos, panaderías, e incluso un calabozo ya que el abad tenía la potestad de un señor feudal.

El monasterio llegó a ser dueño de multitud de casas cistercienses en las poblaciones más importantes de Cataluña. Las filiales de mayor envergadura fueron Extendió su jurisdicción sobre 7 baronías con la inclusión de 60 pueblos. Tenía el derecho de designar el alcalde o batlle de 10 villas que dependían de él.

La construcción de este monasterio cisterciense tal y como ha llegado a nuestros días comenzó aproximadamente sobre el año 1163, es decir a los diez años de su fundación, tal y como se venía haciendo siempre.5 Está documentado que en este año de 1163 Arnau de Bordells hizo una donación para la construcción definitiva en piedra y el señor de Espluga Jussana, Ramón de Cervera extendió una autorización a los monjes para que pudieran.

Los edificios del Císter tenían muy en cuenta el enclave y su entorno. Uno de los condicionantes que más se respetaba era la existencia próxima de una corriente de agua de la cual se extraían los canales necesarios que hacían pasar por el propio y definitivo complejo monástico. En el momento de la fundación de un monasterio cisterciense se erigían provisionalmente una serie de estancias adecuadas para la vida comunitaria en espera del gran edificio definitivo que solía construirse pasados unos diez años y a veces veinte.

También podía ocurrir que existiese ya algún tipo de edificación antigua y modesta donde los monjes empezaban su andadura. Cuando se iniciaban las grandes obras en piedra, se construía deprisa una pequeña capilla que generalmente quedaba después como capilla de enfermería, y en algunos casos como en el monasterio de Poblet, tenía incluso adosado un pequeño claustro, llamado aquí claustrillo de San Esteban o de la Enfermería, nombre del santo a quien está dedicada la iglesita. La capilla de San Esteban se dedicó después a capilla funeraria. Esta construcción y su claustro constituyen el núcleo más antiguo (siglo XII) de todo el recinto.

Mientras los monjes vivían en este núcleo descrito, se fue alzando la definitiva iglesia, entre los años 1162 y 1196. En 1200 estaba ya terminado el muro norte colindante con la panda sur del claustro. Tras estas obras se debió construir la primitiva sala capitular (que se transformaría años más tarde), la sacristía antigua, el locutorio y el dormitorio de monjes en el piso de arriba. A mediados del siglo XIII se hicieron ampliaciones y renovaciones tal y como se documenta en escritos conservados de donaciones y testamentos

En 1225 y 1234 se habla de la obra del refectorio de conversos; otro documento de 1243 señala la obra del dormitorio. De esto se deduce que a mediados del siglo XIII ya estarían levantados al menos tres de los cuatro lados del claustro. Donaciones hechas en 1249 y 1250 dejan bien claro que eran para las obras del “nuevo capítulo” y ornamentación de la “sacristía nueva” y “nuevo dormitorio”, es decir para sustituir o remodelar las antiguas estancias de finales del siglo XII.

El monasterio se amplió en el siglo XIV con las obras del atrio del obispo Copons, la bodega (en sustitución del dormitorio de legos) y el dormitorio de monjes jubilados. A finales de este mismo siglo se construyó el complejo del llamado palacio del rey Martín el Humano. Entre los años 1789-1792 se construyó la sacristía nueva adosada al muro sur de la iglesia y ocupando un sector de la línea de la muralla.


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